#ElPerúQueQueremos

la única foto que pude obtener

FUE AYER Y NO ME ACUERDO

Sobre los museos y la memoria

¿Desde cuándo la memoria histórica se convirtió en un lujo? Ah, olvidaba el tema de la huaca Pucllana

Jaime Pulgar Vidal Otálora

Publicado: 2014-09-06

El día de ayer fui a la muestra sobre el Castillo de Huarmey que se presenta en el Museo de Arte de Lima (MALI), y aunque fui muy minucioso para tratar de recordar cada detalle de artefacto que observaba; cada diseño; cada línea en el metal; cada color en el bordado, el día de hoy, y no sufro ninguna enfermedad degenerativa, es poco lo que recuerdo.

El año pasado fui al museo que presenta el contexto funerario del Señor de Sicán y el arqueólogo a cargo me dijo que podía fotografiar todo lo que quisiese, con o sin flash. Me pareció increíble. Después de haber asistido a decenas de museos en donde la cámara debía ser guardada, colocada en un casillero, o uno era revisado para asegurarse que no introducía subrepticiamente una cámara; llegar al museo del Señor de Sicán fue inolvidable.

Y fue inolvidable no sólo por el trato recibido. Fue inolvidable porque al Señor de Sicán lo tengo en mi PC; lo llevo en mi tablet, USB o cualquier dispositivo parecido. El arqueólogo a cargo me dijo que los artefactos no se dañarían por tomarles fotografías y tampoco por usar el flash (En el lugar no hay tapices). Le pregunté, entonces, ¿por qué en el Museo Tumbas Reales de Sipán a uno le hacen pasar momentos tan incómodos haciéndole guardar cámaras y celulares? Y su respuesta fue lacónica: "por celos".

Parece que algunos arqueólogos hubiesen vendido la exclusiva de las fotos y videos a algunos editores o documentalistas impidiendo que el peruano, que quiere llevarse del museo algo más que una memoria frágil, pueda fotografiar aquellos objetos fabricados o construidos por antiguos habitantes de esta tierras y que deben ser parte de la memoria histórica nacional, una que no sólo se lleve en el cerebro sino, sobre todo, en textos y fotografías.

De otro lado, si uno supiese que al término del recorrido por el museo se van a encontrar postales o fotos digitales que podrían venderse a precio módico y subir al USB del visitante, el recorrido sin cámara podría ser aceptable. Pero si lo que se encuentra en la tienda es un libro de lujo que cuesta 220 soles, precio prohibitivo para muchos peruanos, entonces el asunto cambia. ¿Desde cuándo la memoria histórica se convirtió en un lujo? Ah, olvidaba el tema de la huaca Pucllana.

Sabemos por el mismo arqueólogo del Museo del Señor de Sicán que los burócratas del ministerio de Cultura no entienden cuando los museos del país incluyen en su presupuesto anual dinero para merchandising. ¿Para qué?, se preguntan los burócratas y no aceptan esta partida de dinero. Estos señores no saben que los museos de buena parte del mundo generan ingresos a partir de la venta de objetos que hagan recordar lo que uno acaba de ver en sus salas y, salvo que sean museos del primer mundo, lo que se vende allí está a precio módico. Aparentemente, por culpa de estos burócratas, esto no ocurre en nuestro país.

Entonces, encontrar en la tienda del museo un libro sobre el Castillo de Huarmey a 220 soles lo único que me hizo recordar es la triste realidad por la que atraviesa nuestro patrimonio cultural y nuestra memoria histórica. Finalmente sólo me queda decir que fui al MALI  a observar la muestra sobre lo hallado en el llamado Castillo de Huarmey; fui ayer y no me acuerdo.


Escrito por

Jaime Pulgar Vidal Otálora

Historiador y periodista deportivo


Publicado en

jaimefpvo

Just another Lamula.pe weblog