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LA DISCRIMINACIÓN EN EL FÚTBOL

La humillación va por dentro

Lo más grave no es el racismo sino el hecho de que no nos demos cuenta que éste está entre nosotros

Jaime Pulgar Vidal Otálora

Publicado: 2013-08-30

No to racism dicen los cárteles en el estadio de Praga, donde se juega la Supercopa de Europa entre Chelsea y Bayern Munich. Un primer paso para solucionar un problema es reconocer que se tiene. 

Andrés Mendoza, vestido con la rosada de Pacífico Fútbol Club, falló ante el arco de Universitario y el recuerdo de lo que hizo o, mejor dicho, no pudo hacer ante Ecuador, recorrió redes sociales y medios escritos. ¿Por qué llama tanto la atención las jugadas que yerra Mendoza? ¿Por qué nadie lleva una cuenta parecida de lo que se equivoca Claudio Pizarro? Parece que muy pocos se dieran cuenta que el trato periodístico que la dan a Mendoza está atravesado por la discriminación.

Lo mismo cuando Edwin Retamoso, aquel jugador nacido en Abancay -Apurímac-, actuó bien en un amistoso ante Bolivia en La Paz realizado en setiembre de 2011, algunos diarios titularon cholo recio. Aquí la discriminación no viene tanto por lo de cholo -aunque aún eso podría discutirse- sino sobre todo por lo de recio. Algunos periodistas le adscriben a lo que consideran un “grupo racial” una suerte de habilidad propia de su “raza”, en este caso ser recio, lo que implica que ese grupo definido por estos mismos periodistas no debe ser muy intelectual.

En febrero de este año Freddy Arellanos estuvo a punto de suspender el partido Melgar - Alianza Lima. Antes le dijo al comisario que anunciase el motivo. Estaba siguiendo los procedimientos indicados por la Federación Peruana de Fútbol en el Oficio 058 dirigido a la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional. El oficio establece lo que se debe hacer en caso se detecte algún hecho racista, xenófobo e intolerante.

Luego que Edgar Villamarín indicara que recibió insultos racistas en Cajamarca y después que la FIFA lanzara la campaña tarjeta roja contra el racismo, la Federación Peruana de Fútbol emitió el oficio que establece los procedimientos y castigos por conductas de este tipo que provengan desde la tribuna.

Lo primero que se debe hacer es avisar a los asistentes al estadio que de continuar los insultos racistas, el partido quedará suspendido.

Las sanciones que se han establecido han sido las siguientes:

Suspensión temporal del estadio; encuentros a puerta cerrada; prohibición de ingreso a los estadios de los agresores, de manera temporal o definitiva; deducción de puntos obtenidos en el encuentro y multas económicas.

La lista de los insultos racistas en el fútbol es, lamentablemente, extensa. Aquí sólo unos ejemplos. El 3 de enero pasado el Milán, que jugaba un amistoso ante el Pro Patria en Busto Arsizio, se fue del campo porque no soportó los insultos racistas que recibía su jugador, el ghanés Prince Boateng.

Roberto Carlos, también ha sido protagonista de estos insultos. La liga rusa de fútbol abrió un expediente disciplinario después de que lanzaran un plátano al lateral brasileño durante un partido.

De otro lado, la Federación de Fútbol inglesa sancionó con ocho partidos al delantero uruguayo del Liverpool Luis Suárez tras probar su mala conducta hacia el jugador Patrice Evra. Suárez fue acusado de realizar comentarios racistas hacia Evra, jugador afro del Manchester United, durante un partido jugado en Anfield entre el Manchester United y el Liverpool.

Eto´o es el jugador africano que más ha sufrido los gritos racistas en un terreno de juego en Europa. El futbolista camerunés se ha visto envuelto en multitud de este tipo de humillaciones, tanto en el fútbol español como en el italiano.

En Sudamérica Grafite denunció a Desábato por supuesto racismo tras un incidente y un intercambio de ofensas en el terreno de juego en el estadio Morumbí de Sao Paulo durante el partido Sao Paulo - Quilmes, en la primera etapa de la Copa Libertadores de América del año 2005.

Tras una jugada durante el partido, que ganó el Sao Paulo por 3-1, el 13 de abril de 2005, Grafite acusó a su colega argentino de haberlo llamado “macaco”, algo así como "negro de m…", lo cual representa un crimen de racismo de acuerdo a las leyes brasileñas. Desábato fue detenido y esposado en el estadio, pasó unas 40 horas preso y sólo salió mediante el pago de una fianza.

Más importante, sin embargo, será señalar que en el Perú y en el mundo gritar como mono - u,u,u,u- cada vez que un jugador de ascendencia africana esté con el balón es un insulto racista.

Y decimos esto porque hemos escuchado muchas veces que esa es sólo una broma inocente y que se ha hecho siempre. Es cierto, recordamos los casos de Andrés “Balán” Gonzales, de Luis Guadalupe, de Joniher Montaño y uno más reciente el de Yordy Reyna en Arequipa.

Pero el hecho de que haya ocurrido siempre no habla de una inocentada sino que nuestra sociedad no está preparada para detectar estos casos de racismo, más aún en el mundo del fútbol. Y aunque la Federación Peruana de Fútbol esté tomando medidas para evitar el racismo en los estadios, lo que ocurre en casos como los de Andrés Mendoza y Edwin Retamoso es lamentable. Y lo es no solamente porque el jugador reciba comentarios negativos con respecto a su performance a partir de definirlo dentro de un determinado “grupo racial”. Lo peor es que muy pocos se dan cuenta de que tales comentarios tienen un trasfondo que, sin duda alguna, es racista. El problema mayor no es el racismo. Lo más grave es que muy pocos parecen darse cuenta de su presencia entre nosotros.


Escrito por

Jaime Pulgar Vidal Otálora

Historiador y periodista deportivo


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